El nombre del hotel deriva del término Ostalgie, formado por la palabra Ost (este) y Nostalgia (nostalgia) y es un vocablo que se utiliza para referirse a los nostálgicos de la antigua República Democrática Alemana. Su apertura, en la pasada primavera, suscitó una larga polémica entre nostálgicos y víctimas del régimen. De cualquier manera no debería tomarse este hotel como símbolo de una época sino como un recordatorio, un testigo, una recreación de un modo de vivir en determinado período de la historia.
Su decoración está realizada con tapicerías de colores con motivos geométricos, teléfonos grandes de la época, muebles de fórmica, radios enormes, y lógicamente ningún aparato de televisión…
El hotel recrea los establecimientos de la época a la perfección y todos los detalles lucen en perfecto estado.
Los precios no son los de antaño pero se adaptan a todos los bolsillos, y van desde los 9 euros por persona por un albergue de juventud con 6 camas, hasta una suite que vale 59 euros por persona.